La abeja Melipona favosa o abeja mansita, como se conoce en el Casanare, es una abeja sin aguijón, que produce una miel especial por sus propiedades organolépticas; es más clara y ligera que otras mieles, y su sabor es frutal. Las familias llaneras criaban por tradición estas abejas para tener polen, cera para hacer velas y miel que usaban con fines cosméticos, medicinales y alimenticios. Pero la tradición se ha ido perdiendo y las abejas han disminuido su población y es hoy una especie vulnerable.

Damaris Abril ha convivido con estas abejas desde que estaba en el vientre de su mamá. Su padre es protector de las abejas Meliponas favosas y recolector de la miel que estas producen, y aún hoy, a sus 81 años, continúa haciéndolo. Damaris aprendió de él el amor por estas abejas, y la importancia que ellas representan para la sostenibilidad de la sabana inundable y la cultura llanera, y es quien ha continuado con este legado en Trinidad, Casanare, junto a dos hermanos y un sobrino. Aunque esta es una actividad secundaria para la familia Abril, saben que conservar las abejas significa proteger la vida, la biodiversidad de la sabana inundable y la seguridad alimentaria para la población. Por eso, han iniciado un trabajo en conjunto con otras 24 familias de la región, para consolidar una red de meliponicultores, ampliar su capacidad de producción, comercialización y protección de las abejas.